Capítulo 1: Comienzos

Fragmento 5

CRÓNICA DE VIKTOR ROSH
(Narrado por él mismo)

Cuando tenía 3 años…

Descubrí que existía.
No recuerdo un abrazo, una sonrisa, ni un nombre que me importara.
Solo recuerdo laboratorios, máquinas y personas que hablaban de ciencia como si fuera religión.

A los 5…

Probé la muerte.
Mi primera disección fue un perro enorme.
No por crueldad.
Por curiosidad.
Quería saber qué había dentro.
Quería ver.
Quería comprender.

Probé un trozo.
No sentí nada especial.
Eso me intrigó más.

A los 10…

Ya entendía los cuerpos de animales y humanos.
Mi apariencia incomodaba a todos.
Tal vez eran mis ojos.
Tal vez mis silencios.
O tal vez era que no sabía fingir humanidad.

A los 12…

Probé algo más que un cuerpo:
la intimidad.
No hubo emoción.
Así que cambié el enfoque.
Analicé.
Observé.
Comprendí otros sabores, otras texturas.
Nada me llenaba.

A los 13…

Era el primero de la clase.
Y el único que prefería estar solo.
Me gustaba imaginar qué pasaría si combinaba partes humanas con animales.
No pude hacerlo.
Aún.

A los 15…

Culminus me contrató.
Les di resultados que otros tardaban años en lograr.
A cambio, me dieron herramientas…
y libertad.

A los 18…

Intenté crear vida con mi madre y uno de mis hermanos como base.
No resultó.
Pero el proceso fue fascinante.

A los 20…

Los proyectos crecían.
Yo también.
Mis colegas dependían de mis descubrimientos sin saberlo.
Eran parte de mis experimentos.
Como todos.

A los 50…

Me aburrí.
Así que vendí información.
Recuerdo la cara de un hombre al saber el precio que debía pagar.
Delicioso.
Su hijo aún está en mi laboratorio.
Un recuerdo valioso.

A los 60…

Usé mi propio ADN para una camada.
Me pregunto qué clase de ser resultará.

A los 70…

Volví a vender información.
Esta vez no pagaron.
Así que los eliminé.
Veneno y ácido.
Sencillo.
Eficaz.

A los 73…

Alguien intentó entrar en mi mente.
Qué error.
Nadie puede sostener lo que soy.
Ahora estoy aquí, atado, listo para ser enviado al mundo que ayudé a crear.

Un mundo perfecto para mí.

LA REASIGNACIÓN

Victor yace en una camilla tecnológica, inmóvil.
Sonríe.
Una sonrisa que no debería existir en un rostro humano.

Iniciando sistemas. Bienvenido a Nullblood. Has sido reasignado. ¿Deseas escuchar las reglas del mundo?

Victor:
—No las necesito.

¿Deseas elegir un alias?

—Sí.
Mi nuevo nombre será Viktor Hershtein.

Alias confirmado. Serás reasignado a…

La imagen se corta.

Fin del registro.

← Volver al inicio